miércoles, 20 de marzo de 2013

Prohibir el tabaco

Un lúcido y valiente artículo cuya propuesta beneficiaría a todos, fumadores y no fumadores. Naturalmente, llevaría años, por tanto habría que empezar a ponerlo en marcha cuanto antes. Ahorraría, en primer lugar larguísimas y dolorosas enfermedades que apenas se conocen pero que destruyen la vida de miles de familias (no solo el cáncer, como se apunta en el artículo, también las cardiovasculares y la EPOC, de la que hablamos aquí a menudo). El oxígeno domiciliario -tan en boga hoy día aunque la gente no lo sepa porque quienes lo consumen se lo callan-, prácticamente desaparecería por fortuna para todos. Pero no hay que sentir vergüenza por padecer una enfermedad causada por el tabaco, habría que proclamarlo a los cuatro vientos para que los actuales fumadores puedan beneficiarse de la experiencia y no sigan engañados como hasta ahora por culpa de intereses ajenos. Si alguien tiene que avergonzarse son los empresarios del tabaco, nunca los enfermos.
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LA VOZ LIBRE
Roberto Augusto
Licenciado y doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona
martes, 19 de marzo de 2013, 12:22
Prohibir el tabaco


El tabaco es muy peligroso, aunque sea legal. El 30% de los cánceres están vinculados al tabaquismo. Ese porcentaje llega hasta el 90% en el caso de los cánceres de pulmón. La única diferencia que hay con otras drogas es que permite que el adicto lleve una vida normal, aunque su salud a largo plazo se ve perjudicada. Si el ser humano fuera plenamente racional nadie fumaría. Sin embargo, estamos lejos de llegar a ese nivel de desarrollo. También son irracionales las guerras, el crimen y tantas otras cosas que causan dolor a las personas pero que seguimos haciendo.
En mi opinión es necesario prohibir el tabaco. Una medida de ese calado y que afecta a tanta gente no puede implantarse de un día para otro, sino que debería hacerse de manera progresiva. Lo primero que haría sería convertirlo en un producto de lujo doblando o triplicando su precio. Luego restringiría los lugares donde se vende. Quitaría las máquinas de tabaco de los bares y de las discotecas. Estas medidas deberían acompañarse con una intensa campaña publicitaria donde se informara de los peligros de esa droga y con un plan sanitario para ayudar a la gente a abandonar ese pernicioso hábito. El paso final sería la prohibición de su venta y consumo en lugares públicos. Por supuesto habría gente que lo compraría en otros países o tráfico ilegal. No obstante lograríamos reducir mucho el porcentaje de fumadores. Y eso sería un gran avance para todos.
Es mentira que el tabaco sea un gran negocio para el Estado. Sin considerar el drama humano que provoca, todas esas muertes que se podrían evitar, desde un punto de vista económico es una ruina. Lo que se recauda en impuestos es mucho menos que lo que nos gastamos en atención médica. Esto es especialmente cierto en España, donde existe un servicio sanitario universal pagado por todos los ciudadanos, los que fuman y los que no fumamos.
Resulta absurdo que los fumadores reclamen su 'libertad' para fumar. Las drogas destruyen el libre albedrío de la persona al convertirla en adicta a una sustancia. Lo que alguien hace con su cuerpo no es algo que únicamente importe al interesado, sino que afecta al conjunto de la sociedad. Es un tema de salud pública. No hay ninguna libertad en ser prisionero de una sustancia que nos hace daño y perjudica a todos los que nos rodean.

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