sábado, 20 de febrero de 2016

El antiterrorismo como arma arrojadiza

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En reseña publicada hace más de diez años, cuyo recorte he guardado todo este tiempo, Francisco Santamaría calificaba este ensayo, incluso desde el título, como un “ejercicio de lucidez”. Nada más cierto, incluso algunos rasgos, o factores que asomaban tímidamente en nuestro panorama social en el año 2004 –fecha de publicación de la obra– se divisan ahora como algo nítido y tan voluminoso que incluso llega a abrumarnos con su enorme mole negruzca. Innerarity dedica esta obra a desentrañar los signos ocultos de las sociedades modernas, lo ambiguo, lo confuso, lo decididamente engañoso. Pero él no se engaña, o lo hace mucho menos que la media, por eso es capaz de adelantarse a su tiempo, en párrafos como este y muchos otros igualmente lúcidos.

“La lógica de cierto comportamiento antiterrorista, una vez abandonada la vieja justificación ideológica que busca silogismos y demostraciones, gira en torno a la teoría de la equiparación. La estrategia consiste en repetir insistentemente que A es igual que B, hasta que eso genere un automatismo social. En un mundo confuso, atacar comienza por identificar. Y el público se siente aliviado con alguna referencia indiscutible en medio de la confusión. Así se promueve una guerra contra un país o se ilegaliza un partido político, pero también se limita el juego de cualquier adversario bajo la amenaza de ser acusado de complicidad. Son equiparaciones más o menos arbitrarias, que definen un territorio cómodo para las propias estrategias, pero que impiden una diferenciación inteligente de realidades que son complejas.”
Daniel Innerarity La sociedad invisible, Premio Espasa de Ensayo 2004,
Ed. Espasa Calpe, (Pag. 63)

Diáfano como la luz del día. Nada que añadir al argumento, pero tras la reciente acumulación de hechos de naturaleza idéntica a la que expone el ensayista, recordaré el decisivo papel de los medios de comunicación como voceros con altavoz de la demagogia; hasta la extenuación y más allá de los consumidores de mass media. Como los sucesos a los que aludo son recientes y conocidos de sobra, ni siquiera voy a mencionarlos, ya les han dado una importancia que no tienen, durante semanas y meses, todos esos profesionales del periodismo.

4 comentarios:

  1. Demoledor el roto, me encanta y me hace reír siempre su humor ácido y certero.

    No hay nada que añadir, estoy de acuerdo con el ensayista y con lo que comentas.

    Estoy tan cabreada con la actitud de los medios de comunicación, con esa torpeza de tratarnos como niños tontos, con esa manipulación burda e interesada...

    ... que he decidido, por primera vez en mi vida de adulta, darme un respiro, oxigenarme sin ellos y sólo leer novelas al menos hasta la primavera.

    Un beso,

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  2. eje, estamos simétricamente cabreadas.

    Pero, Tesa, la primavera está a la vuelta de la esquina, casi mejor hasta el otoño :)

    Por cierto, el ensayo merece la pena. Se publicó en 2004, así que no tiene en cuenta todo lo que ha pasado después, pero sus ideas tienen plena vigencia. Viene a decir que nada es lo que parece en esta sociedad tan compleja, también que se ha trastocado el viejo orden: el poder antes lo veía todo desde su invisibilidad y ahora sucede lo contrario. Pues sí...

    Y ¡qué decir de el Roto? Siempre se puede acudir a él para ilustrar cualquier crítica.

    Un beso

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  3. muy buen razonamiento, saludos cordiales

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